jueves, 29 de septiembre de 2016


MATEO 10:16-25


He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre. El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebù, ¿cuánto más a los de su casa?


Este evangelio nos habla que la misión que Dios nos ha dado, debemos andar como mucha prudencia, porque nos encontraremos con hombres de corazones perversos que humillaran y ofenderán a Dios con sus acciones y trataran de ponernos trampas en nuestro camino de la fe; por eso se nos motiva a caminar con un corazón valiente y perseverante ante todo los obstáculos; el Señor da su promesa que caminará con nosotros y hablará por nosotros y que al final de todas las tribulaciones el salvará nuestras vidas.


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