jueves, 29 de septiembre de 2016


MATEO 10:5-15


A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento. Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis. Y al entrar en la casa, saludadla. Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.




El evangelio de este día nos muestra la misión que Jesús da a sus discípulos, enviándolos a rescatar a los que se han perdido, a los que se han apartado de Dios; les da autoridad especial a sus discípulos para que al predicar su santo evangelio sanen enfermos, limpien las vidas de los hombres, los liberen de toda opresión y los resuciten de una muerte espiritual.
Nosotros como buenos hijos de Dios estamos comprometidos a predicar su palabra y a expandir el reino de los cielos en todo lugar.


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